Este es el cuarto de una serie de artículos llamada: “Comprendiendo la vivencia emocional de las mujeres con endometriosis” en los que vamos a profundizar en los aspectos psicológicos y emocionales de la enfermedad.
CONVIVIR CON LOS SÍNTOMAS II
Si en el artículo anterior hemos visto cómo es vivir con dolor y otros síntomas, en este vamos a analizar cómo puede afectar la fatiga y las alteraciones hormonales.
La fatiga crónica. No todas mujeres la padecen pero otras sí. Esta fatiga puede ir de leve a hasta casi incapacitante y puede limitar en diferente grado las actividades de la vida cotidiana suponiendo una serie de pérdidas en la vida de la mujer. Estas pérdidas pueden resultar frustrantes y despertar sentimientos de tristeza.
Muchas veces la fatiga tiene que ver con las anemias o ferropenias derivadas de las hemorragias abundantes que se sufren con las reglas. En este caso es indicado tomar suplementos para compensar la pérdida de hierro. Otras veces está asociado a un funcionamiento alterado del organismo que acompaña a la endometriosis. También puede derivar de otras enfermedades que habitualmente se pueden dar junto con la endometriosis y del propio desgaste de la enfermedad.
Tanto la fatiga como el dolor pueden limitar actividades como el trabajo, el ocio, el deporte, la sexualidad, la vida social, afectando a la calidad de vida y a las relaciones con los demás. Es habitual que estos síntomas a veces supongan que no se puede ir a trabajar o que no se rinda al nivel que se rendiría con salud, que no se pueda salir con los amigos por la noche o ir a una excursión, que no se puedan mantener relaciones sexuales placenteras porque resultan dolorosas… Estos son sólo algunos ejemplos de lo que significa convivir con estos síntomas y de las pérdidas que estos pueden suponer para la mujer.
A veces estas situaciones pueden activar la comparación con las otras personas ¿porqué los demás pueden y yo no? Si no se comprende que estas limitaciones son derivadas de la enfermedad se pueden despertar pensamientos negativos sobre una misma para justificar esta realidad. Pueden despertarse dudas sobre una misma tales como: ¿Será que soy una quejica? ¿Seré una blandengue, vaga, perezosa, sosa…?, ¿estaré exagerando o soy demasiado sensible?, ¿estaré deprimida?, ¿a lo mejor es que no quiero o no me motiva hacer nada? Todas estas comparaciones con los demás y dudas sobre una misma pueden generar sentimientos de culpa e influir negativamente en la imagen de una misma pudiendo provocar un descenso de la autoestima y sentimientos depresivos.
Es muy importante conocer cuáles pueden ser las consecuencias de esta enfermedad para realizar un proceso emocional saludable que ayude a la mujer y a los que la rodean a comprender y aceptar esta situación. Llegar a entender que las limitaciones que sufre la mujer son producto de una enfermedad o de un diagnóstico y tratamientos tardíos o inadecuados y no fruto de que hay algo malo en una misma, que una no es la culpable de la situación, es fundamental para el bienestar emocional de la mujer y para sus relaciones. El proceso de aceptación y manejo de las limitaciones de cada caso requerirá la vivencia natural de muchos sentimientos (rabia, tristeza, impotencia, frustración, miedo..) propios del duelo que se pasa al afrontar una pérdida.
Es preciso matizar que habrá limitaciones o dificultades temporales o reversibles con un buen tratamiento médico y otras que serán irreversibles y requerirán del proceso de duelo que acabamos de comentar. Y un proceso de duelo necesita tiempo, comprensión y permiso para poder atravesar y sentir todas las emociones que se despiertan hasta conseguir una adaptación saludable a la situación. Por esto es realmente importante buscar activamente un buen abordaje médico que ayude a revertir lo máximo posible esta sintomatología y un buen apoyo emocional que ayude a la mujer en su situación particular. Cuanto mejor se manejen estos síntomas y antes se diagnostique la enfermedad mayor calidad de vida tendrán las mujeres y menos pérdidas tendrán que asumir y que sufrir.
Los cambios de humor. Este es uno de los aspectos más desconocidos de esta enfermedad. En esta enfermedad además de una alteración del sistema inmune y de la actividad celular también hay una alteración y desequilibrio hormonales. Es necesario saber que las hormonas así como los neurotransmisores están directamente relacionadas con el estado de ánimo. Estos desequilibrios pueden suponer que haya exceso de unas hormonas y carencia de otras impidiendo un funcionamiento saludable y equilibrado del organismo. Esto va a derivar en los conocidos altibajos emocionales, estados ansiosos, irritabilidad, sensación de hipersensibilidad.. Este tipo de influencia se da en las dos direcciones: una alteración hormonal influirá en el estado del ánimo pero un estrés emocional significativo también influirá y podrá alterar el equilibrio hormonal. Venga la alteración de un estrés emocional o de una alteración orgánica una vez establecida habrá que buscar el tratamiento más indicado a cada caso para restablecer lo máximo posible el equilibrio.
Otras veces estos síntomas emocionales serán fruto de los tratamientos hormonales que se dan para tratar la enfermedad y que tienen unos importantes efectos secundarios a nivel emocional. El caso más significativo es cuando se provoca una menopausia artificial a la mujer para frenar el avance de la enfermedad lo que genera grandes efectos secundarios en su estado de ánimo pudiendo llegar a provocar depresiones químicas graves, sin contar con el resto de síntomas propios de la menopausia (insomnio, sofocos, sequedad vaginal, dolor articular…). Otro ejemplo es la toma de anticonceptivos que pueden generar depresión y ansiedad. No decimos que no haya que poner estos tratamientos, a veces se hacen totalmente necesarios, lo que decimos es que es fundamental informar a las mujeres de que pueden sufrir esas consecuencias a nivel emocional como consecuencia de esos tratamientos. Si esto no se avisa la mujer puede llegar a pensar que se está “volviendo loca”, con el importante sufrimiento que esto conlleva. Muchas mujeres son diagnosticadas de depresión o trastornos de ansiedad y tratadas farmacológicamente por ello, cuando en realidad el origen de esta depresión no es psicológico. Para una información más completa y extensa sobre este tema es recomendable leer el libro de la Dra. Carmen Valls i Llobet “Mujeres Invisibles para la Medicina”, DEBOLSILLO 2000.
Este aspecto de la enfermedad no suele tenerse en cuenta, no se habla ni se informa de ello a las mujeres. Esta desinformación deja a la mujer en una situación de gran incomprensión y confusión. Estos altibajos pueden hacer sentir a la mujer que los sufre que vive en una montaña rusa emocional y provocan una desagradable sensación de descontrol y desesperación. Sufrir estos altibajos sin entender que en parte pueden derivar de la propia enfermedad o de los tratamientos hormonales de nuevo puede causar una influencia negativa en la vivencia de la mujer. Por eso con una buena información se pueden evitar creencias erróneas y negativas hacia la mujer y también se evitarán tratamientos equivocados que enmascaran el problema original e incluso pueden empeorar la salud de la mujer.
En el siguiente artículo hablaremos de las diferentes áreas de la vida de la mujer que se pueden ver afectadas como consecuencia de la enfermedad y de la realidad que rodea a la enfermedad.
Ver artículos anteriores: La Dimensión Emocional, Factores Implicados en la Vivencia Emocional de la Endometriosis, Convivir con los Síntomas I.
María Reula. Psicóloga y Psicoterapeuta en Zaragoza. Colegiada A-1611.
www.mariareula.com
Miembro de ADAEZ (Asociación de Afectadas de Endometriosis de Zaragoza)
[…] el siguiente artículo continuaremos hablando del resto de síntomas que afectan a la mujer con endometriosis, la fatiga […]
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